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viernes, 6 de julio de 2012

El Plazo


El Plazo





Una Señora muy bien de Buenos Aires, estaba arrodillada en los primeros bancos de la Iglesia del Santísimo Sacramento, rezando el Rosario, en una de esas viene un chico como de ocho años corriendo y le entrega a ella un papelito, ella pensó son cosas de chicos, por curiosidad nomás abrió el papelito y decía “su marido morirá dentro de una hora”, entonces ella se puso muy nerviosa y angustiada y lo guardó para mostrárselo a la policía.
Lo primero que hizo fue llamar al marido y le contó esta infausta noticia, el marido se sintió descompuesto y comenzó a vomitar, su nombre era Enrique Vaca de Galimberti  y el nombre de su mujer era Aída Viale Abalos, ambos de familias Patricias de la gran Ciudad, ahí nomás la mujer se tomó un taxi y fue a hablar con el Comisario de la Policía Federal y éste muy amablemente la atendió y le dijo que gracias a las donaciones que daban a la policía les iba a poner custodia de dos policías a cada uno a ella y a su marido sin ningún costo. Aída agradecida fue en auto policial hasta su casa dónde la esperaba su esposo temblando de miedo, no quiero morir, no quiero morir, decía Enrique y sollozaba, Aída le dijo que tenían cuatro policías a su disposición, para que los defendieran de algún ataque o provocación de alguna índole. Pero Enrique no creía en la efectividad de la policía, y le dijo a Aída –no voy a entrarme dentro de casa como un topo, me voy a quedar en la calle con la policía, para ver que pasa y confiando en el Señor Jesús, espero que no me pase nada, ya faltaban diez minutos para que se cumpliera la hora y Aída le dijo a Enrique y si rezamos el Rosario, bueno dale querida Aída muy buena idea y justo cuando empezaron el Rosario, pasó una moto con un motociclista y atrás una metralleta disparando, al instante los policías tiraron al piso a Aída y Enrique y respondieron al fuego, con tal eficacia que lograron voltear la moto y agarrar al de la metralleta el que conducía escapó.






En la Comisaría le tomaron las huellas dactilares y el hombre tenía un prontuario bien extenso de asesinato a mano armada, robo, etc. así que fue derecho a la Cárcel de Encausados, no sin antes averiguar porqué lo quiso matar a Enrique Vaca, el cantó y dijo que fue contratado por la mafia de la trata de blancas, dado que Enrique era Legislador y estaba averiguando  sobre ese tema para sacar una Ley y darle más años de cárcel a los que la perpetran.





Al salir Enrique de su casa, lo estaban observando desde un edificio vecino, con un rifle recortado con telescopio, lo miraban muy de cerca y de pronto sonó un cañonazo que dio en mitad de la cara de Enrique, éste falleció instantáneamente , los delincuentes dejaron todo tal cual , se pusieron ropa de policías y subieron al ascensor, bajaron a planta baja y los dos se separaron cada uno se fue por su cuenta a ambos les esperaba un Lamborghini  rojo a la izquierda y otro negro a la derecha. Subieron a sus autos y se escaparon por las avenidas de Buenos Aires.






La policía Federal, pidió apoyo a la INTERPOL , dado que los delincuentes eran de la Mafia de Italia-
El apoyo no se hizo esperar dado que a los dos días vinieron Agentes de Estados Unidos eran unos diez, el líder era Mark y dijeron que la última noticia que tenían de los sujetos eran que estaban en la serranía de Córdoba. Los diez apoyados por la Fuerza de Elite de la Policía Federal cuatro hombres de éstos, fueron rumbo a Córdoba, donde habían interceptado un llamado de La Cumbre en las Sierras a Buenos Aires los catorce iban en siete cuatro por cuatro, Range Rover , e iban armados de toda clase de armas grandes y chicas, con silenciadores si hacían falta, las armas grandes consistían en ametralladoras antiaéreas, también tenían bombas de humo y granadas. Las armas chicas consistían en cuchillos de caza, revólveres y ballestas. Los cuatro por cuatro llegaron a la Ciudad de Córdoba, donde cargaron combustible y desde allí se dirigieron a La Cumbre . Los primeros Range Rover al llegar se encontraron con una balacera, eran por los menos seis individuos, que lanzaron un bazooka y reventaron uno de los cuatro por cuatro, por suerte sin bajas del lado de los Americanos, que iban en los primeros coches, les tiraron éstos una bomba de humo y después una granada, que mató dos de los mafiosos, los otro escaparon en camionetas Ford, nuevas.¡ Los persigamos ¡gritó, el capitán argentino. No dijo el Capitán yanqui, esperemos que hagan nido de nuevo y allí vamos con todo, seguro que esos cuatro se juntan con algunos más y si los perseguimos y los matamos no vamos a saber dónde está la central o el nido de ellos, lo dijo el Yanqui, con un perfecto castellano.







Los maleantes al haber sido encontrados tán fácilmente, entonces decidieron romper todos los celulares, así que los tiraron al suelo y los pisaron hasta hacerlos añicos . Luego se dedicaron todo el día a buscar un refugio en el Cerro Uritorco, allí encontraron una cabaña escondida en medio de la sierra, estaba deshabitada, porque no era tiempo de turistas, así que empujaron con fuerza la puerta y ésta se abrió los cuatro entraron y se empezaron a bañar por turnos, luego prepararon todas las trampas alrededor de la casa y se pertrecharon ellos en la puerta, las dos ventanas , la de la izquierda y la de la derecha y la ventana del ático.







¿Y ahora, cómo los encontramos? Dijo un policía Federal, no se hagan problema dijo el Americano yo tengo un rastreador satelital, así que vamos a poder ver la camioneta y a ellos y su locación por supuesto, se puso a rastrear todas las zonas de las Sierras Chicas, pasó sobre el Uritorco y allá divisó la camioneta Ford nueva, cuatro por cuatro y los veía a los hombres bajando armas, dijo el Capitán Yanqui, tenemos que ir con todo pero dejar al menos uno vivo, para que cante de dónde viene y porqué mataron a Anchorena.






Subieron los catorce en sus siete Range Rover  y fueron hasta el Cerro Uritorco, una vez ahí el Capitán de Estados Unidos dijo a todos usen armas chicas, sin granadas, bazookas, ametralladoras, solo cuchillos y pistolas con silenciador, tenemos que traer alguien vivo, no lo olviden. No, mi Capitán gritaron los otros, estando a escasos veinte metros de la cabaña, alguien salió y fue muerto de un cuchillazo en la espalda, los otros tres, como aquél se demoraba en entrar, uno resolvió ir en su busca, apenas salió de la casa y camino diez metros un balazo le atravesó el cráneo limpiamente, los otros dos al ver que sus compañeros no venían, se llenaron de miedo y uno dijo, vamos a la Camioneta y escapemos, sssi dijo el otro, que estaba tiritando de miedo. La camioneta estaba al frente de la puerta de salida o sea que salieron agachados protegidos por la camioneta y en un segundo se subieron apenas se subieron a uno le clavaron un cuchillo en el brazo y al otro una bala que le perforó el pecho. Ahora fueron los catorce a curar al de la herida en el brazo, cuatro eran paramédicos y lo asistían y lo trajeron al Hospital Privado de la Ciudad de Córdoba, por medio de un helicóptero que pidió el Capitán de la Policía Federal, no vaya a ser que se desangrara y muriera. El delincuente estaba cuidado por dos policías uno de la Policía Federal y otro de la Policía de los Estados Unidos.






Cuando se compensó y pudo hablar sin riezgo a los dos días, la Policía Federal comenzó a interrogarlo, y él decía que no sabía nada, solo que lo habían enviado a matar al señor Vaca, que los que sabían todo estaban en Nápoles y le hacían doler la herida y repetía lo mismo. Yo le creo dijo el Capitán de los yanquis, y yo también dijo el Capitán de la Policía Federal Argentina. Ahora, dijo el estadounidense, ustedes saben muy bien que hacer con el delincuente, yo y mis hombres nos vamos a Nápoles. Y los diez estadounidenses partieron para Italia, hicieron escala en Roma y de allí al sur de la bota italiana.





NÁPOLES





Una vez en la ciudad se acomodaron en un Hotel cinco estrellas, desde allí hablaron a Buenos Aires, para ver si el malviviente había cantado los nombres en Nápoles y le dijeron que si, que tenían que buscar a Antonio Pratte o Marco Pulficcese, ok, dijeron los yanquis vamos tras estos dos hombres. Fueron a la Policía Italiana , los carabinieri  y preguntaron por los dos hombres, ambos tenían prontuario, les pidieron las fotos para sacarles fotos y se las facilitaron, allí nomás sacaron fotos de los delincuentes, y la policía italiana les dijo, no se olviden que son Capos de la Mafia, están custodiados por todos lados, no se preocupe le dijo el Capitán Americano, nosotros sabemos lo que hacemos y muchas gracias.

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